En la búsqueda del elixir de la eterna juventud y mantener nuestro aspecto joven y saludable se
interponen algunos “enemigos” que deberíamos reconocer para poder combatirlos. Por eso, junto con los rituales y tratamientos de belleza habituales,
debemos tener en cuenta los factores externos peligroso para la piel.
1. Sol – Aunque en pequeñas dosis es una fuente de vida que nos
hace mejorar el aspecto debido a ese color saludable que nos aporta, en exceso, los rayos solares es uno de los peores enemigos de la piel ya que causan
foto envejecimiento, generan manchas y reducen la hidratación.
2. Tabaco – La aparición de las arrugas se triplica, dando lugar
a arrugas más estrechas, profundas y marcadas, sobre todo en la zona de los
labios y los ojos. La piel se vuelve más rugosa y grisácea. Los cambios
causados por el humo del tabaco suelen manifestarse a partir de los 35 años. La
buena noticia es que los daños del tabaco en la piel son reversibles cuando se
deja de fumar.
3. Alcohol – Al impactar en la circulación sanguínea produce un
envejecimiento prematuro, genera opacidad y un color pálido en la piel.
4. Estrés – Favorece el desarrollo de las arrugas, impacta en la calidad
del sueño lo que propicia la aparición de ojeras. Además puede complicar
enfermedades como la dermatitis, psoriasis y rosácea.
5. Alteraciones de peso – Adelgazar y engordar muchos kilos hace que las
fibras elásticas se estiren llegando a romperse, por lo que se presentan
estrías y flacidez.
6. Estreñimiento – Las alteraciones del sistema digestivo produce
acumulación de toxinas, que brotan a través de la piel.
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