[StylER of Life] Después de mis últimas vacaciones me vuelvo a reafirmar en aquello de que “no hace falta ir a la otra punta del mundo para conocer sitios increíbles”.
En el “StylER of Life” de esta semana os quiero contar los 7 días que pasé por la Costa Brava. Además de enseñaros las playas y los pueblos que visité, también sitios donde comer, cómo son los accesos a las playas, como aparcar… Esas dudas que nos planteamos cuando llegamos a un sitio nuevo a pasar el día.
Así que espero que además de que os guste os pueda ser muy útil si viajais por la zona 😉
Nos vamos de vacaciones, 7 días para disfrutar y conocer la zona de la Costa Brava. Una “semanita” para descubrir playas, visitar pueblos, y saltarse esas “reglas” de comer y beber, que nos ponemos durante todo el año para llegar aquí estupendos.
Cuando planeamos un viaje, inevitablemente estructuramos lo que vamos a hacer cada día. Tiramos de información que está al alcance de todos para hacernos un planning de que visitar. Personalmente aunque voy con la idea, más o menos hecha, soy muy fan de preguntar a los lugareños, porque son lo que realmente saben lo que más merece la pena ver.
Así que en el post de hoy os cuento mis vacaciones de verano, y os enseñaré también sitios para ir a comer o tomar una caña, que no son lo más turísticos y los primeros que aparecen en Trip Advisor.
DÍA 1
Llegamos a nuestro destino, donde nos íbamos a alojar: Blanes. Es el primer pueblo de la Costa Brava, por lo que es conocido como el “Portal de la Costa Brava”.
Antes de ir a dar la vuelta de reconocimiento del primer día, os informo como va el tema aparcamiento. Es todo el pueblo zona azul, de lunes a domingo. Lo que sí se permite es dejar el ticket puesto para todo el día, y poder despreocuparte del coche.
Después de arreglar esto nos “vamos de excursión”. Lo primer que nos encontramos es el Paseo Marítimo. Discurre al lado de la playa de Blanes, situada en la población al lado del mismo puerto, y la playa de S’Abanell. Ambas son playas de arena, y están separadas por una gran roca conocida como Sa Palomera.
Es una gran roca que se adentra en el mar, se considera el inico de la Costa Brava, y que está habilitada como mirador. Merece la pena perder 5 minutos para subir, y disfrutar de las magnificas vistas de la población.
Desde allí se lanzan durante 5 días los fuegos artificiales del Concurso Internacional que se celebra todos lo años en el mes de julio, y que tuvimos la suerte de coincidir y poder verlos.
En la zona del Paseo Marítimo, si queréis tomar una caña, hay unos “chiringuitos” muy chulos justo enfrente de la roca.
Para comer está muy bien Cal Tony.
Pediros las sardinas y la morralla de Blanes: para chuparse los dedos.
DIA 2
Toca playa, así que guiados por internet y la casera del apartamento, nos fuimos a la que teníamos más cerca: Cala Sant Francesc (Cala Bona).
Es una playa de arena, a la que se puede acceder desde Blanes andando (se encuentra a unos 2 km del centro del pueblo). Si se llega en coche, hay bastante sitio para aparcar alrededor (todo zona azul).
Cuenta con servicio de alquiler de patines y hamacas, y la posibilidad de hacer algún crucero turístico para acercarse a otras calas cercanas. Agua cristalina y chiringuito, que hace de esta cala el sitio perfecto para pasar el día.
En la parte final de la playa hay unas escaleras, que no tienen salida a ningún sitio, pero que no pasa nada porque os equivoquéis: todo un entorno natural en medio de un bosque de pinos, haciendo contrastes con los diferentes azules del agua, dejan unas vistas realmente extraordinarias.
Nuestra idea, que habíamos leído en internet, era ir dando un paseo por el sendero de la costa, hasta llegar a la Cala Treumal, que es la última cala de Blanes, antes de llegar a Lloret del Mar. Olvidaos del plan, porque hubo un desprendimiento de rocas hace unos 5 años y se encuentra el acceso cerrado.
La única forma para llegar desde Blanes es por la carretera, y se encuentra a unos 5 km.
DÍA 3
Ruta para conocer Roses, EmpuriaBrava y Cadaqués (Cap de Creus). Os recomiendo si venís una semana, alojaos la mitad de los días por esta zona, porque es increíble, y merece la pena estar más de un día.
El primero sitio al que llegamos fue a Roses. Aparcamos en la zona de la playa para ir dando un paseo por el boulevard marítimo. La playa es larga y ancha con arena fina, y todo tipo de servicios. Al final del mismo, tenéis el Tramonti Platja, un chiringuito chulísimo.
Siguiendo por el paseo, se encuentran calas arrinconadas, de aguas cristalinas y apartadas del bullicios de la zona centro y donde el nivel de ocupación es menor.
Seguimos el paseo hasta la parte alta donde se encuentra el faro y el Castillo de la Trinidad (se puede visitar pero solo por la tarde), para disfrutar de las vistas, y la peculiar costa de toda la zona.
No nos dio tiempo para más porque el día era “intenso” y nos marchamos rumbo a Cadaqués. Os podrán comentar que hay una carretera “con alguna que otra curva”, pero merece la pena el viaje, e incluso parar en alguno de sus miradores para contemplar esa maravilla de la naturaleza que es el Parque Natural de Cap de Creus.
Llegamos al pueblo de Dalí. El tema de aparcamiento es bien fácil: no se puede entrar con el coche al pueblo, así que se aparca en los parkings de la entrada.
Nos ponemos a callejear. Tengo que decir que me quedé impresionada: sus casas de colores, sus callejuelas estrechas, su aire bohemio y pescador… Personalmente me invadió una sensación de paz y alegría, de esos sitios donde sabes que vas que volver.
Para comer no encontramos con el Lua: comida rica (ensaladitas elaboradas, tostas…), emplazamiento perfecto, trato muy muy agradable, y fenomenal de precio.
Aconsejados por el dueño del restaurante, nos fuimos a dar un baño a las calas del final del pueblo. Allí se encuentran una serie de calas abiertas, soleadas, rodeadas de arenales y pedriscos y vegetación y bañadas por un agua tranquila y cristalina. Su ausencia de masificación le dan un atractivo extra al entorno.
Próxima parada EpuriaBrava, a la que llaman “la Marina más grande del mundo”.
La Venecia Española (dicen que tiene más canales de agua que la auténtica, en concreto 25 km de canales navegables), es una zona residencial, con casas y palmeras que recuerdan a Miami Beach, y sus “barquitos aparcados a la puerta”.
También, por supuesto, se puede dar una vuelta en un barco alquilado. No os puedo dar mi opinión porque no hicimos el paseo, pero tiene muy buena pinta.
Como ya os comenté es una zona preciosa, que es para quedarse más días, porque además tiene para hacer un montón de actividades deprotivas, y son muy famosos los saltos en paracaídas.
Solo nos dio tiempo a dar un paseo por la zona de los canales y por el centro, que es una calle muy turística y con mucho “restaurante de franquicia”. Pero justo detrás de la “calle principal” esta la zona con sus callejuelas y sus típicas flores de colores en las paredes.
Y justo ahí nos encontramos con el Doble V
Como veis en la foto el ambiente y la decoración son divinos, a eso le sumáis buena música, los dueños y la gente majísmos, “picoteo” de acompañamiento a la caña, (que no lo hay en todos los sitios) y para rematar, flamenquito en directo. Si nos llegan a mandar pedir lo que queríamos, no lo hubiéramos hecho mejor.
DÍA 4
Como el día de ayer fui intenso, hoy nos tocaba un poco más de relax. Así que no dedicamos a conocer el pueblo.
Blanes es famoso por sus Jardínes Botánicos. Tiene 2: el de Pinya Rosa y el de Marimurtra. Nos fuimos a conocer este último.
Está considerado el “Mejor Jardín Botánico del Mediterráno” así que merece la pena pagar sus 6,50 euros de entrada. Verdaderamente es un espectáculo. Tanto por sus especies mediterráneas y subtropicales, donde cobran gran importancia los cactus. Como por su decoración y sus vistas.
Bajamos a la zona del casco antiguo del pueblo. Allí encontramos el contraste de las calles estrechas y las casas blancas del pueblo pesquero que fue y las casas dela burguesía catalana, con la zona de ciudad dinámica y moderna, destino turístico, en la que se ha convertido.
Huyendo del ruido de las ferias de la zona del puerto, encontramos la recomendación gastronómica de Blanes: Bistrot d´Tot.
Una callejuela tranquila, con una terraza agradable, donde están buenísimos los risottos y las hamburguesas (fuimos 2 días), y “el Pere” (el dueño del bar), te hace una ruta por los mejores sitios y playas de la zona, a la vez que te informa de que Tita Cervera toma las botellas de Vega Sicilia con casera 😉
DÍA 5
Nos ponemos otra vez en ruta para ir a Tossa de Mar. Otro de esos sitios que es visita obligada.
El centro de la población se encuentra, dentro de un recito medieval amurallado. Se caracteriza por sus callejuelas estrechas y empinadas, flanqueadas por casa de piedras. Perderse por la ciudadela, y visitar sus monumentos, es una auténtico viaje a otra época.
No te puedes marchar sin subir a la zona del Castillo, declarado Monumento Histórico Artístico
El contraste del color de la piedra, con el verde de la vegetación y el azul del mar, es un espectáculo impresionante. Desde allí puedes ver toda la villa, y al llegar a la cima te encuentras con el faro, y si está muy sediento, no te preocupes que hay dos bares donde respotar.
Cogemos la carretera que va a San Feliu de Guixols. Aunque la catalogan de sinuosa, yo me inclino más a poner el adjetivo de “bella”. Recomiendo hacer el trayecto por las inigualables vistas que deja. A lo largo de ella, se encuentran unas cuantas calas, todas con una “pinta estupenda”.
Nos decantamos por la Playa de Vallpregona, porque decía que había que recorrer un camino para llegar a ella, por lo que supusimos que habría menos gente. Puedes dejar el coche en una explanada que hay justo delante de donde empieza el camino, o en la misma orilla de la carretera.
Es un cala salvaje preciosa, a la que se llega dando un paseo muy agradable ente los árboles. Rodeada de vegetación y lo típicos acantilados de la Costa Brava, con un agua cristalina, es perfecta para bañarse o practicar snorkel. Bajar con víveres suficientes, y con escarpines o cangrejeras, porque es de piedras.
DÍA 6
Día de playita para descansar, para no caer en el error de llegar de las vacaciones más cansado de lo que fuimos.
Si habéis leído hasta aquí, os habréis dado cuenta que me gustan más bien las playas perdidas, y donde se pueda tomar el sol sin que quede la marca del biquini o el bañador.
Pues si buscáis eso en Blanes tenéis la Playa de Punta de la Tordera.
Se encuentra al final Blanes, en la zona de los campings, en concreto en Malgrat de Mar. Se puede acceder de 2 formas:
o bien en coche, sin problema de aparcamiento, que hay bastante sitio alrededor. O caminando se va por todo el paseo de la playa, y al llegar al final del paseo, se puede llegar hasta ella por la misa playa.
Es una playa de arena dorada, que no se encuentran muchas, con muy poca gente, incluso un domingo de julio. Sensación de relax y desconexión máxima.
DÍA 7
Último día de las vacaciones, así que nos levantamos sin prisa y desayunamos brindando por la increíble semana que nos habíamos pegado.
Nos fuimos a la Cala Sant Francesc (ver día 1), y el plan fue bien sencillo: toalla, agua, chiringuito y vuelta a empezar.
Un día de no hacer nada, para recargar las pilas para una buena temporada. Mi último consejo, es que os quedéis hasta que se caiga el sol para daros un baño, porque esos placeres que nos ofrece la vida así de gratis, no se pueden dejar pasar.
¡¡¡ Gracias Costa Brava!!!
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Unas fotos preciosas!
Me he abierto un nuevo blog, espero que te guste
Me he pasado por allí y me gusta mucho! Enhorabuena 😉