[Diario de un emprendedor]
Bola extra
Se lo había comentado a Eva el día antes… tenía una “espinita” clavada desde hacía muchos años con ello… Así que cuando en Soto de Dueñas, a eso de las 20:00 horas, mi amigo Pedro comentó:
“Tengo ganas de hacer el camino completo en un día. Si lo hubiésemos pensado antes, hoy podría haber sido un buen día para asaltar la ruta Gijón- Basílica de Covadonga del tirón. Me siento muy bien de piernas” se me iluminaron los ojos.
“¿Y si lo intentamos hoy?” le comenté…
Era el momento. Aún quedaban 1h: 30min de luz natural y teníamos el tiempo justo para subir y bajar el Romillín antes de que anocheciese, alcanzar Cangas de Onís (11,5 kms) y recorrer los (12 kms) restantes desde la capital canguesa hasta el Santurio.
Rápidamente le pasé mi mochila a Jon. Había que ir ligero. Cogí las barritas energéticas que nos quedaban, el último mini bocata que me había preparado Esther la noche antes y un palo más que me pasó mi hermana; (durante todo el viaje fui con uno solo, pero esos últimos 23 kms me ayudé con dos). Nos lanzamos a tumba abierta a intentar el reto. A los 60 kms y casi 15 horas de “viaje” que llevábamos en la piernas tendríamos que sumarle otros 23,5 y en el caso más optimista 3 horas y media más.
Manda narices cuando, 13 horas antes, subiendo el Curbiello, le había comentado al otro Pedro que me dolía la rodilla y que quizá no iba a poder terminar el camino este año.
Lo había intentado hacer en una sola etapa en Junio del 2008 (pesaba 63 kgs) y estaba empezando mi etapa como runner.
Había terminado pocos meses antes mi primera Maratón de Madrid. Aquel año fui con la excursión del Grupo Cultura Covadonga. Pagué mi inexperiencia y el desconocimiento de la dureza de la empresa.
Así que tuve que abandonar en Cangas de Onís, con los pies llenos de ampollas y una deshidratación considerable.
Lo volví a intentar en Septiembre del año 2010 (pesaba 61 kgs) y físicamente estaba como un toro. Pero estaba pasando una etapa personal de mierda y en aquel momento tenía la cabeza como las maracas de machín. Esta vez lo intenté con Eva, pero también mi aventura se terminó en Cangas. De nuevo abrasado por las ampollas y sin la energía cerebral necesaria para llegar hasta el final del camino.
Cuando el sábado nos pusimos manos a la obra mi peso era de 69 kgs y estoy en el peor estado físico que recuerdo en muchos años. Llevo prácticamente todo el verano sin calzarme las zapas de correr, pero la diferencia con los otros dos intentos es que el “músculo” más importante del cuerpo, el de la cabeza, está viviendo una etapa de plenitud y felicidad. Y eso se debe en parte a la gente que me rodea.
A las 21:30 la luna ya iluminaba la ruta. Se veía el Parador de Cangas de Onís desde el Romillín. Cielo estrellado en Asturias (algo raro). Puro espectáculo. El calor del día había dado paso a una brisa agradable y la temperatura era ideal para caminar.
Las terrazas de Cangas estaban hasta la bandera. Algunos se nos quedaban mirando con cara de asombro, como pareciendo decir… dónde irán este par de “chiflaos” a esas horas…
Tomamos un ibuprofeno y la última barrita de cereales. Eran las 22:00 horas. Sabía que lo terminaba. Sabía que el camino ya era mío, que lo tenía en las piernas, pero, sobre todo, que lo tenía en el “coco”, así que internamente sonreía para mis adentros sin parar.
Los últimos 12 kms los disfruté como un enano. He hecho el camino a Covadonga 8 veces y ese último tramo no lo recuerdo con especial cariño. Para mi es un tramo áspero, duro. Sobre todo psicológicamente. Este sábado y con 70 kms ya en las piernas “volaba”. Hay que joderse, lo que es la cabeza…
Ya se que a él no le gusta mucho salir en la redes sociales y que pasa 3 pueblos de estas historias, pero en esas casi 4 horas que pasé en solitario contigo, Pedro, me dí cuenta de tus dotes de tus liderazgo. De tu tranquilidad, tu gestión del estrés y tu don para la motivación y el entretenimiento.
Con unas ampollas del tamaño de un balón no te escuché ni media queja. Tenías claro el objetivo y que no debíamos entretenernos.
Si lees esto, chapau, amigo mío. Sin ti no lo hubiese logrado.
A las 23:40 horas llegamos a la plaza de la Basílica. Al tercer intento fue la vencida. Por fin lo tachaba del check list y cerraba el círculo. El estado de mis piernas, pies y caderas, hoy, es otro cantar.
PD: Como la Santina estaba durmiendo y creo que el sábado no se despertó para darnos la bendición tuvimos que repetir la etapa el domingo ;-)… Y sí, el Diario estaba cerrado pero la ocasión merecía un post… a que sí?
“Un viaje se mide en amigos, no en millas”. (Tim Cahill)
por Kike Rogado
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Toda una experiencia. Un beso guapa.
Así es! Aunque no lo parezca muy gratificante ? Besos ?
Como siempre, un post maravilloso!
De lo más enriquecedor!
Un beso guapa
Gracias! Me alegro que te gusten ? Besos ???