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[Diario de un emprendedor]

Capítulo 24: ¿ADN Emprendedor… o no?

En los 90´ estaba muy de moda una discoteca que se llamaba el “Tik” en Gijón. En el año 94 solía ir con los amigos del instituto. Empecé a ir con 15 años y, entre que no soy muy alto y que era bastante imberbe, el portero de turno me solía dar la vuelta, algo que jodía bastante, porque claro… tus amigos no la iban a dar… si pasabas, pasabas, y sino, mala suerte… a “Casa Arturo” a beber unas sidras o caminito para casa,  lo cual era una faena porque llevabas toda la semana esperando ese momento.

Dentro de la disco y rodeado de gente algo mayor que nosotros me sentía bastante intimidado, la verdad. Por lo general nos dedicábamos a dar vueltas alrededor de la pista, por una especie de pasillo en forma de anillo que había encima de las gradas para ver si veíamos a alguna chica con la que poder hablar…


Lo de ligar ya era otro cantar. Lo recuerdo como una época muy complicada en ese aspecto. Era bastante tímido y lo que solía hacer era decirle a un amigo que acercase a otra chica de mi parte y recurrese al mítico…: “¿Quieres rollo con mi amigo?”

[Diario de un emprendedor] Capítulo 24: ¿ADN Emprendedor... o no?

Foto facebook 

Esa estrategia era una poco “mierda”. Habitualmente, el más “jeta” de la pandilla que era al que se lo pedías tenía la excusa perfecta para empezar a hablar con la chica…  Y sabéis lo que solía pasar al final, no 😉 ?

Que te quedabas con un palmo en las narices viendo como el “amigo-mensajero” te levantaba a la chavala… Nada que objetar, la verdad. Habría que cambiar la estrategia en la veintena y “andar más listo”

[Diario de un emprendedor] Capítulo 24: ¿ADN Emprendedor... o no?

Foto RubénFernández  

Según me iba haciendo mayor siempre me preguntaba a mí mismo que por qué no era yo el “jetas” que iba a hablar con las chicas. Malditos miedos al “no” y al “fracaso”.

La frase de “el no ya lo tienes” siempre estaba ahí, pero una cosa es la teoría y otra la práctica.

Haciendo un inciso, ayer le pedí permiso en la cocina a mi madre (una de las personas que más quiero del mundo, evidentemente) para escribir este post.  Me lo dió a regañadientes pero le prometí que le pondría un enlace a su cuenta de instagram (si os hacéis seguidores me lo agradecerá y no me reñirá mucho). ¡Un buen soborno eh ;-)!  > Instagram de Bego <

Desde pequeños nuestros padres nos han criado de forma muy responsable, muy educada, bastante conservadora. Para mí, una educación muy buena en casi todos los aspectos. Pero no una educación donde hubiese hueco para la emprendeduría. El camino era claro…:

  1. EGB
  2. Aprender idiomas
  3. BUP
  4. Universidad
  5. Máster
  6. Trabajar en una empresa (a ser posible buena/multinacional)
  7. Llegar a ser el jefe a base de ascensos en función a que íbamos a ser la hostia y tener un buen sueldo. 

No nos educaron para tener nuestro propio empleo… y no porque no quisiesen, sino porque quizá no sabían o porque  sabían lo complicado que era sacar tu propio negocio hacia adelante y no les haría mucha ilusión que escogiésemos ese camino.

Otra cosas que se les olvidó fue educarnos en el fracaso. Crecimos en un ambiente en el que el fracaso (sobre todo estudiantil) se vivía como un drama en mi casa. De padres profesores, cualquier suspenso o casi… un NOTABLE!!! en el de Eva se convertía en una tragedia. Era demasiada tensión. Por otro lado, tengo que decir que (¡¡Gracias a Dios, o en este caso, a la Bego!!)… sino llega a ser por mi madre nunca hubiese terminado las dos carreras porque era un vago redomado.

Pensaréis… !Joer!, vaya cara más dura que tiene este chaval!, ¡¡¡le echa la culpa a la madre hasta de no ligar!!! Ni le echo la culpa de eso, ni de nada, al contrario. Ahora tengo conversaciones maduras con ella y veo que siempre quisieron lo mejor para nosotros incluso cuando de crío me pasé mucho tiempo refunfuñando, enrabietado y protestando; con el estrés que eso le generaría a mis padres.

Al llegar al mundo del emprendedor junto a Eva en el año 2006, esa chica con la que teníamos miedo a “ligar” eran las empresas… y el fracaso en el que no estábamos educados era ese posible NO de los posibles clientes a los que teníamos que conquistar con una propuesta de negocio que tanto pánico nos daba… El panorama nos asustaba demasiado.

Auto-Educarnos en este nuevo mundillo está siendo un gran reto para nosotros. Saber que hay meses en los que igual no cobras, que un sí en una reunión igual se convierte en un no dentro de una semana o que puedes perder un cliente de la forma más estúpida, son las nuevas reglas del juego al que uno no termina de aprender a jugar. Cambiar la base del pensamiento de las personas es muy difícil. Aún así, hemos aprendido muchísimo durante esta década y ahora relativizamos mucho mejor las cosas.

Y esto me lleva a la siguiente pregunta:  ¿Un emprendedor nace o se hace…? Desde nuestra experiencia, mi opinión es que se hace, pero que el ADN y el ambiente en el que hayas sido educado se nota y mucho.

Mi moraleja es… Puedes terminar siendo un buen emprendedor, muy bueno, independientemente de lo que hayas “mamado” o “vivido”.

Dentro del gremio, los hay más conservadores (Eva Rogado xej. Es raro que nos embarquemos en un proyecto sino lo vemos muy claro), más arriesgados, más intuitivos, mejor negociadores, más visionarios y un largo sinfín de adjetivos…

Así que 0 excusas y sé tú quien se ligue a la chica 😉 

Besos papá, besos mamá.

Este post ha sido escrito con el mayor cariño del mundo porque gracias a vuestra visión de la vida llevamos 10 años viviendo esta bonita historia llamada ER Cosmética.

Os queremos. 

E y K

Tienda On-Line Eva Rogado

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