[Diario de un emprendedor]
Capítulo 31: El chicle que se queda sin sabor
Siempre pensé que si pudiese inventar algo inventaría el chicle que nunca se quedase sin sabor. Ese que siempre mantuviese el gustirrinín que suelen dejar cuando los masticas los 30 primeros segundos. Creo que me haría millonario, así que ahí dejo la idea.
El sábado salí a tomar unas cañas con mis amigos Carleto y Chus de Coastur. El típico sábado en el que el punto de encuentro fue la casa de nuestro amigo Pedro. Después pasamos a ver a nuestra amiga Vero por el Oricios y a nuestro amigo Hospi por La Mareona (Perdón por la publi pero es que se portaron tan bien con nosotros que se lo merecían). Sigo con la historia.
De la que iba a casa de Piter le pregunté por whatsss si quería que llevase algo y me dijo que unas pipas, pero ojo… con sal, sino no me dejaría pasar a su salón. Dicho y hecho, entré en el kiosko y a parte del Piponazo compré unos Risketos, unas patatitas, unos gusanitos y un par de paquetes de chicles de fresa. Mi sabor favorito.
Los sábados, no se por qué, es ese día que cuando el chicle se queda sin sabor lo tiras y pasas a otro sin ningún tipo de remordimiento, entra dentro de la inversión de la noche… mientras que entre semana los masticas y masticas hasta la saciedad y estiras el paquete hasta el infinito llegándote incluso a durar varios días… ¿No os pasa?
Camiseta Esther Morán Creative
Hace unos 7 u 8 años, creo recordar, estábamos Eva y yo en una cafetería de Piedras Blancas esperando para hacer una visita a una parafarmacia. Eran los tiempos de las páginas amarillas y el maletín a diestro y siniestro.
Como llegamos con tiempo buscamos el local y después nos fuimos a tomar un café. Por aquel entonces fantaseábamos con tener muchos puntos de venta donde vender nuestras cremas y poder facturar más dinero para que el negocio fuese rentable y viable.
Recuerdo que saqué una servilleta y empecé dibujar una especie de pirámide. Tipo la Pirámide de Maslow donde:
- En la parte inferior estaban los clientes con los que conseguiríamos cubrir gastos.
- En el siguiente escalón los que nos ayudarían a ganar un sueldín.
- Algo más arriba, los que nos darían la posibilidad de ir sacando más productos y hacer crecer la empresa.
- Y así hasta unos cuantos pisos superiores, donde ya nos flipábamos con temas como la exportación o el eCommerce.
Nos moríamos de risa haciendo estas cosas porque lo veíamos como algo tan lejano e imposible…
Pero con el paso del tiempo algunos de esos “sueños” pintarrajeados en aquella servilleta (que Evi guardó en su agenda, lo juro), se fueron cumpliendo y fuimos captando nuevas perfumerías y teniendo una gama de productos más amplia.
Como emprendedor creo que hay que darle tiempo a los proyectos para que se se desarrollen. Soy un ferviente defensor de la paciencia en ese aspecto. Siempre hablo con mi hermana que cuando implantamos ER en alguna tienda el proceso para que la marca consiga funcionar al 100% es de entre 8 meses a un año como mínimo.
Que cuando lanzamos un producto es raro que lo pete al momento. El claro ejemplo es nuestro autobronceador que estuvimos a punto de retirarlo y en el año 2013 se empezó a vender de maravilla llegando a ser a día de hoy un referente dentro de nuestra línea.
Es un proceso lógico y normal. No somos una marca que salga por la tv, ni que tengamos un alcance publicitario más allá de las redes sociales por lo que necesitamos que nuestros distribuidores y el personal se identifique con ella para que l@s clientes puedan ir probándola y si les gusta conseguir fidelizarles.
En algunos sitios Eva Rogado funciona mejor que en otros. Evidente y lógico de nuevo.
La cuestión es que muchas veces, nuestros esfuerzos van encaminados a “levantar” productos (o incluso puntos de venta) que van peor. Insistimos y perseveramos. Cuando lo que sucede es que, en algunos casos, no dan más de sí.
Podríamos decir que son ese chicle que se quedó sin sabor hace tiempo pero que lo seguimos masticando de una forma “incómoda” y “autómata”. No sabes cual es el momento de tirarlo a la basura porque como hemos comentado antes, los proyectos, productos, etc necesitan tiempo para desarrollarse… ¿Pero, cuánto tiempo?
Solemos focalizar nuestra energía en intentar equipararlos al resto. Pensamos…, si estos puntos de venta facturasen como estos otros sería la pera. Pero en este caso 2+2 no siempre son 4. Hay demasiadas variables que no se pueden controlar. Se nos escapan. Y quizás lo único que logramos es descuidar lo que va bien.
Ojo con fastidiar lo que funciona, por pensar que ya está todo hecho, y centrarse en darle cariño a lo que va peor. Saber gestionar bien, tanto tus recursos económicos como temporales, cuando eres emprendedor es primordial.
Ser selectivo es clave. Si algo funciona poténcialo porque dar con la tecla en la emprendeduría es muy complicado y dispersarse puede ser mortal.
Nosotros, por ejemplo, ya no tenemos ni la crema para pieles jóvenes, ni el autobronceador de hombre, ni el remodelador corporal, ni la crema corporal con rosa mosqueta. Ni alguna línea de negocio que abrimos y no nos funcionó. Chicles sin sabor que masticamos durante mucho tiempo. Nos constó deshacernos de ellos/as porque les habíamos dedicado mucho dinero y muchas horas. Y lo analizamos en profundidad antes de hacerlo. Esa es la realidad.
Mi moraleja de hoy es la siguiente: No tengas problemas en deshacerte de los chicles sin sabor (en el ámbito que tu quieras)… Hay muchos esperándote. Si estás seguro de que has dado lo mejor de ti, le has dedicado un tiempo prudencial y no eres capaz de hacerlos beneficiosos o rentables no lo dudes. Alargar las causas perdidas es perder productividad.
Lo dicho chavales… ¿Si los sábados abrimos un paquete tras otro, por qué no hacerlo un día entre semana 😉 ?
¡Hasta la próxima!
Me ha encantado el post!
Súper original!
Un beso guapa
Muchas gracias guapa! Un beso ?
Super interesante me hace reflexionar
Esa es la idea ??????
Mucha gracias! Me alegro un montón que te guste ☺️ Un beso !
Qué post más chulo
Bss