[Diario de un emprendedor] 

Capítulo 33: La presión social 

El sábado tuve la fortuna de asistir a una de las bodas más bonitas que recuerdo, la de Cris y Chus. Aprovecho el diario para volver a daros las gracias por un día tan espectacular… 

Y ya de paso tuve la suerte de compartir mesa y mantel con mis amigos y amigas Juan, Aitor, Álvaro, Pablo, Cris, Bea, Martita, Lara, Úrsu y por supuesto Esthi...

A mi izquierda estaba Pablo con el que me encanta tratar temas empresariales. Aprendo muchísimo con él en nuestras charlas sobre economía y empresa. Yo le expongo mis teorías sobre el Long Tail y el a mi las suyas sobre el rápido enriquecimiento. Al segundo “gin” solemos terminar encontrado un término medio y tan contentos 😉

A mi derecha tenía a Úrsu con la que me encanta hablar de la presión “social” y  valga la redundancia de las redes “sociales”. Como es psicóloga me apasiona saber el punto de vista de un profesional sobre estas cuestiones que están tan de moda…

Estuvimos riéndonos y comentando el diario del emprendedor, el diván, el StylER y la necesidad de generar tráfico en tu sitio web mediante contenidos que consigan “enganchar” a un posible lector/cliente y así empezar a construir tu comunidad digital.
Así que le prometí que el próximo capítulo sería sobre un tema que escogiésemos entre los dos y en ello estoy.

Una de las preguntas que más me hago es la siguiente:

¿Por qué hay personas que tienen éxito en su profesión pero fracasan en su vida personal?

En mi opinión: esas personas actúan su existencia, no la viven.

Sin entrar en mucha filosofada creo que en la vida tenemos dos opciones:

1. Actuar, porque alguien nos convención de que ese era nuestro rol social.
2. Vivir, aunque los demás no estén de acuerdo con tu rol social.

Desafortunadamente la mayoría de las persona actuamos porque alguien nos asignó un rol social, (pocos viven porque eligieron su rol social), y cuando se hartan de él eligen otro.

Los que actúan, que somos la mayoría, nos preparamos como los actores de las pelis: solo para nuestra obra. Y ahí vienen lo jodido. Si de pequeño fuiste de una forma, en el curro de otra y en la vida diaria de otra te montas un bollo en la cabeza terrible.

Imagino que cuando vives puedes ser feliz, tener éxito y ser libre. Si actúas solo ganarás premios y nunca serás el dueño de tu vida. 

Esta mega reflexión viene a cuento por el hecho de que íbamos a subir una foto al facebook y como siempre nos hicimos las preguntas de turno. 

1. ¿Será el momento?
2. ¿Estaremos guapos?
3. ¿Tendrá muchos me gustas?
4. ¿Será poco profesional si tengo una empresa?
5. ¿Le gustará a fulanito/a?

¿Cuántas veces nos hemos hecho estas preguntas? Y para qué valen… para nada. Para justificar nuestra presión social. Como emprendedor puedo deciros que la presión social es una de las mayores lacras que tenemos. Al final, lo que hacemos tiene muchísima más importancia en nuestra cabeza que lo que puedan pensar los demás de nosotros. Sobre todo en el mundo del social media que ya está hasta arriba de disrupters, influencers, gurús y demás tribus…

Eva y yo quisimos comportarnos siempre como el resto de las marcas de cosmética. ¿Por qué? Por la presión social. Pero ¡joder! Si me paro a pensar un poco… cómo me puedo comparar con L´Oréal, Olay o Anne Moller si tenemos una millonésima parte de su presupuesto y personal. Es imposible.

¿Cómo imitar sus modelos de negocio? Muy difícil.

Pues tendremos que intentar crear nuestro propio modelo, ¿verdad?, y si para ello hay que eliminar un porcentaje altísimo de nuestras creencias pues se hace. Está claro que no es sencillo  y más si uno juega con su propio patrimonio o el de su familia. Más vale malo conocido que… ¿bueno? por conocer, dice el refranero. 

Pero, en mi opinión y después de 10 años rodeado de cremas, para que triunfe tu modelo como emprendedor tienes que construirte nuevas creencias… Si lo haces puede que saques tu negocio hacia adelante, si no lo haces tienes un porcentaje muy alto de bajar la persiana.

¿Estás dispuesto a ello y a vencer la maldita presión social?

¡Hasta la próxima!

Un artículo de Kike Rogado para el blog de Eva Rogado

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