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[Diario de un emprendedor]

Capítulo 34: Creer o no creer

Creer o no creer. No hay nada más. Creer o no creer. Esa es la cuestión. Creer o no creer. Todo se reduce a eso.

Puedes creer en la familia, en la amistad, en las estrategias, en la música, en la bondad, en tu pareja, en el Sporting, o en el Oviedo, puedes creer en el running, en ver series, en ir de compras, en la fidelidad, en las pesas, en las pachangas de fútbol o en los viajes. Puedes creer en tu esfuerzo, en tu inteligencia, en tu visión, en tu experiencia. Algunos creen en la religión, otros creen justo en lo contrario. Unos creen en el PP, otros en el PSOE, otros en C´s, en Podemos

Al final todos creemos en algo. Creemos en algo en lo que apoyarnos. Necesitamos una hoja de ruta que nos motive, que nos inspire y nos ayude a ser felices. Si no crees estás muerto. Al menos por dentro. Si lo piensas, seguro que te salen bastantes cosas en las que crees. 

Después de esta reflexión os lanzo estas preguntas… sobre todo a los que vais a emprender… ¿Estarías dispuesto a abrir un negocio si no estás convencido al 100%? ¿Montarías algo a media jornada para complementar tu trabajo? ¿Empezarías un sueño a ver que pasa…? 

Quién no conoce a algún amigo o conocido que le comenta…. “Bueno, voy a montar esto, o me voy a dedicar a esto otro, para ir tirando, pero sigo buscando curro por otros lados y en cuanto me salga algo, así medio decente, seguramente lo deje…”

¿Suele tener un final feliz esa “aventura”?

El próximo jueves ER cumple una década en un buen estado de salud, pero en el año 2008 Eva Rogado iba como el culo. Como el culo es literal. No teníamos un duro y debíamos mucho. Sin una idea clara de lo que queríamos (bueno queríamos vender, evidentemente, pero nadie nos compraba).

Recuerdo a mi tía diciéndome que me buscase un trabajo de verdad. A mi abuela que cuánto tiempo iba a estar con Eva, que por lo menos uno de los dos hiciese algo de provecho. A mi madre, de los nervios, preguntándonos si sabíamos llevar las cuentas… y un largo etcétera de argumentos y preguntas que lo único que hacían eran ir minándome la moral. Y no las culpo, porque seguramente tenían razón. 

Casi ningún mes teníamos para cobrar el sueldo los dos y encima teníamos que pagar dos cuotas de autónomos, más alquiler, internet, y los créditos bancarios que teníamos de la fabricación de las cremas en un laboratorio a terceros. 

Evidentemente a uno, como ser humano que es, le entra el pánico y más con 29 años que tenía por aquel entonces. Yo tampoco estaba convencido de que esta “locura” fuese a funcionar.

Recuerdo una conversación con mi amigo Piter aquella primavera, la del 2008. Le comenté que igual me iba a trabajar la temporada de verano a Ibiza como había hecho en el año 2002. Conociendo gente allí, y con la carrera de Turismo, confiaba en encontrar trabajo pronto. Pero en lo que en realidad confiaba era en que liberando 6 meses de sueldos y autónomos a mi hermana, la empresa iría mejor

Se lo comenté a Eva y me dijo que tomase la decisión que tomase saldríamos adelante. 

Fue algo que pensé y valoré muy seriamente. 

Recuerdo que Piter me dijo que me dejase de historias y que pusiese toda la carne en el asador. Que no se podía estar en un negocio a ver que pasa porque así no hay futuro. Y es verdad. Al final me quedé en Gijón, con Eva, para intentar revertir la situación y a finales de aquel año, un día de la que iba caminando por la calle, camino a la oficina, pensé para mi adentros: “Este es el curro en el que quiero pasar el resto de mi vida”. “Me gustaría jubilarme en Eva Rogado”

El emprendedor que no se hace algún día esas afirmaciones, de corazón y con sinceridad, no terminará de sacar adelante su sueño. Si ya es complicada de por sí la emprendeduría, imagínate lo difícil que puede ser un llevar a buen puerto un negocio si vas a medio gas… si vas a ver que pasa… si lo tienes para ir ganando unas pelillas para ir viviendo… (por lo general, acabará mal)

Emprendedor, este es mi consejo: Vete al 100%, con el pedal a fondo, con fuego en los ojos y haz que cada día cuente. Porque trabajar en algo que te guste y sacarlo para adelante es una de las mayores satisfacciones del mundo y algo en lo que merece mucho la pena CREER. 

¡Hasta la próxima!

Un artículo de Kike Rogado para el blog de Eva Rogado 

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