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[StylER of Life] Llega el invierno, y a los amantes de la nieve y el esquí se nos pone “la mente en blanco”. Empezamos a mirar el tiempo, y las previsiones meteorológicas, esperando que los copos de nieve cubran las estaciones, para poder subir a deslizarnos por las pistas.

En la Cordillera Cantábrica en los últimos años se nos complica “un poco” el asunto. Empieza a nevar muy tarde, y lo poco que nieva no es suficiente para poder abrir las estaciones. Por lo tanto, teniendo en cuenta que se nos acorta la temporada de esquí, hay que aprovechar todas las oportunidades para practicar mi deporte favorito.

En el “StylER of Life”, de esta semana os cuento la “Escapada de fin de semana de esquí: Candanchú-Astún”. Un viaje al Pirineo, muy recomendable para “quitar el mono”.

Grupo Nieve del WhatsApp: ¿Vamos un fin de semana a esquiar a…? SÍ. Candanchú. Sí, sí, sí.

Estamos a finales de enero, y en las estaciones astur-leonesas todavía no ha caído ni una gota de nieve. Así que, si “la nieve no va a Mahoma, Mahoma va a la nieve”. Pusimos fecha, y cuando se acercaba el día de concretar la reserva, no daba muy buen tiempo. Pero decidimos ir igualmente, y esquiar bajo cualquier condición climatológica adversa. El fin justifica lo medios, y el estrenar la temporada blanca era prioridad.

Las estaciones de Candanchú- Astún están muy bien para hacer una escapada de fin de semana tanto desde el Norte, como desde la zona centro de Madrid, porque son las primeras que se encuentran de los Pirineos. Con los tramos de autopista que ya están abiertos, desde Asturias, respetando todo los límites de velocidad, se tardan unas 6 horas.

El viernes después de currar, nos pusimos en ruta. Aunque la intención era esquiar un día en cada estación (tienen el forfait conjunto), el alojamiento lo teníamos en Candanchú. 

Nos quedamos en los Apartamentos Pirineos.

Apartamentos Pirineos, Candanchú

Típico apartamento de nieve (habitación y sofá cama), muy bien de precio (78 euros las 2 noches en temporada alta), y  con la característica fundamental en estos casos: como podéis apreciar en la foto, no puede estar más a pie de pista.

¡¡¡Ring!!! El despertador es menos despertador cuando suena para ir a esquiar. Así que en pie, y a equiparse que a las 9:00 hemos quedado para sacar los forfaits. 

Como os comentaba antes Candanchú  y Astún ya tienen el forfait conjunto, con lo cual queda un dominio esquiable de unos 100 km.

Las previsiones meteorológicas de hacía un par de semanas, donde más o menos decían que se “acababa  el mundo” ese fin de semana, habían cambiado. En los últimos días daban nubes y claros, y que a media mañana Lorenzo iba a venir a hacernos compañía. Así que el día pintaba muy bien.

Os cuento que en Candanchú fue donde me puse por primera vez unos esquís, en un viaje de la “Semana Blanca” del Instituto.

Mis comienzos como esquiadora

El primer día después de acabar el cursillo, y hacer unas bajaditas por la zona de principiantes frenando con el método “me tiro al suelo”, decidí coger una percha para bajar un pista. Con los nervios me solté antes de tiempo para que no me “llevara volando”, y me caí rodando, arrolando a unas cuantas personas. Me frené chocando contra una pilona, y cuando vinieron a ver que tal estaba, me encontraron “descojonada” de la risa. Es ese momento supe, que el esquí iba formar parte de mi vida muchos años.

La estación era como si fuera nueva para mí, y la verdad es que me gustó mucho. Tiene muchas pistas rojas con bien de inclinación para poder “darle cera”, a la vez tiene una zona muy amplia para principiantes.

Y unos fuera de pistas “muy chulos” entre pinos, para creernos “free riders” por unos momentos.

Fuera de pistas Candanchú

Sin problema para parar a descansar, ya que a lo largo de todas la estación hay cafeterías y restaurantes, con el encanto típico de la montaña. 

Cafetería estación de Candanchú

Después de un día intenso de esquí, nos cerraron la silla justo nada más que pasamos, toca el aprés-ski. El momento de llegar al apartamento, quitarse las botas y tomarte una cerveza, forma también parte de los mejores momentos del viaje. 

Tras la ducha reconfortante, nos vamos a cenar a Canfranc. Antes de ir a comer pasamos a ver una maravilla de obra arquitectónica: la Estación Internacional de Ferrocarril de Canfranc.

Es un esplendoroso edificio, que se empezó a construir en 1915,  tras la Primera Guerra Mundial y se finalizó en 1925. Fue el puente de comunicación entre España y Francia, hasta 1949, que dejó de funcionar por conflictos entre ambos países.

En la actualidad el edificio está cercado, y tiene el acceso limitado. Con tanto suerte, que cuando llegamos para simplemente echarle un vistazo, tenían organizada una visita guiada. Una “voz en off”, contaba toda la historia de la estación, a la vez que la fachada iba cambiando de colores. Todo eso con la nieve en la vías, y la noche pirenaica de fondo, todo un espectáculo para recordar.

Hora de la cena. Pizzería la Pizze.

Pizzería la Pizze, Canfranc

Uno de esos sitios que te recomiendan los lugareños, donde se come “bueno, bonito y barato”, y te tratan como en casa.

Segundo día de esquí, nos vamos para Astún. Está a 2 kilómetros de Candanchú, y hay un autobús que desde allí te lleva directamente a la estación. Si subes en coche, no te preocupes si aparcas muy abajo, que también hay autobuses dentro del misma estación, que van haciendo paradas a lo largo del parking.

Estación de Astún

Nunca había estado en esta estación, y he de decir que me encantó. El estado de la nieve es buenísimo. Como había caído una buena nevada, la estación es toda esquiable. Pista muy largas y divertidas, con curvas, badenes, tubos… Acompañado con sol, sin excesivo calor para que aguantara la nieve, me quedé totalmente “in love” de Astún.

Os quiero hacer una recomendación gastronómica: Supermercados JJ.

Supermercados JJ, Astún


Se encuentra en la parte de abajo de la estación. Te preparan los bocadillos al momento, con “pan de verdad”, y los puedes llevar, o comer allí en la terraza. Cuando vimos la cantidad de bacon con queso que ponían en una parte de la barra, ya quedamos gratamente sorprendidos. Pero cual fue nuestra sorpresa, que todavía había otra parte del bocata con la misma consistencia. Todo eso a hornear,  y bocata con estrella michelín¡Muy fan de JJ!

Después de esto solo me queda agradecer a los compis de viaje un  fin de semana de esquí “luxury”.

¡¡¡Dónde hay nieve hay alegría!!!

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