Todo empezó allá por el mes de Agosto cuando un amigo me dijo:
– ”¿A que no hay c….. para hacer el Soplao?”
– Respuesta: “Si claro”
En esos momentos ya sabía que no había marcha atrás… El ORGULLO iba a poder y había que hacerlo.
Así que retome el running que tenía abandonado desde hace 2 años. Y empecé a darle a la zapatilla. Pasaron los meses y llegó el día de ir a “Los 10000 del Soplao”
El viernes fuimos a por el dorsal y ya empezaron un poco los nervios.
El ambiente era impresionante. Cabezón de la Sal era una fiesta. De hecho el nombre de la carrera se debe a que querían llegar a los 10000 inscritos. En la primera edición anduvieron por los 500. A día de hoy el evento ya es todo un éxito: y hay dorsales en la reventa…
Nos fuimos a descansar que el día siguiente iba a ser duro.
La carrera empezaba las 8 de la mañana. Primero salían las bicis. Todo un espectáculo. Más de 15 minutos pasando 5000 bicis (dato a tener en cuenta: en el Tour salen 200).
¡¡¡Llega nuestro turno!!! ¡¡¡A ritmo de “Thunderstruck” de AC/DC dan el pistoletazo de salida!!!
“Life is a game. I’m a playER”.
Y llega el primer “mini reto” lo que llaman “El Cortafuegos”.
Se oía a la gente en la bajada que… “el que no se caía en el Cortafuegos era que no había hecho el Soplao.” Así que tocó poner el culo en el suelo, porque entre el barro, las piedras y el desnivel no quedó otra opción. Pero al llegar abajo la adrenalina te lleva ella sola a seguir.
Aquí estamos haciendo patria con la bandera de Asturias que no puede faltar en cualquier evento deportivo que se precie.
Ya queda poco para llegar a Ruente. Un punto importante de la carrera porque además de la belleza del pueblo, escuchar a la gente apoyando es realmente emocionante.
Seguimos entre subidas y bajadas siguiendo los consejos que nos encontramos por el camino 😉
Y llegamos a Ucieda, el primer avituallamiento…
Nada como un bocata de jamón para reponer fuerzas.
Una vez que salimos de aquí resulta que la categoría de Ruta a pie, que habían sido mayormente mis compañeros de fatigas, y la de Maratón que era donde yo estaba inscrita se separan. La mayoría de la gente del maratón ya debía de haber pasado por este punto hacía un rato porque me vi medio sola por el monte.
Así decidí hacer estos 16 km pasito pasito a pasito y siguiendo la filosofía del gran Josef Ajram. No ponerme retos de más de 15 minutos.
Un tiempo precioso para disfrutar del bello paisaje de Cantabria Infinita y reflexionar acerca de todo un poco.
En este tramo se encuentra la subida al Alto del Toral. Para mí el tramo más duro de la carrera. Además se va viendo desde distancia atrás con lo que se hace aún más duro. Aquí hubo que tirar de cabeza porque las pierna iban por libre.
Pero hicimos cumbre y nos esperaba el ultimo avituallamiento al que llegamos hasta con buena cara, que para eso somos cosmética.
Y si en Asturias “Con fabes y sidrina nun fai falta gasolina” en el soplao del 2015 “Con salchicas y huevo llegas a la meta como nuevo”.
Con el buche lleno nos lanzamos a por los últimos 12 km que nos quedaban para cruzar las puertas del Infierno Cantabro.
La llegada a Cabezón de la Sal es impresionante. Todo el mundo en la calle dando ánimos, se te ponen los pelos de punta. Y el pasar por la meta y oir tu nombre por el megáfono… Uff , se me saltaron hasta las lagrimas. Era una “WinnER”!!!
Después de esto ya tocaba ir a por las birras 🙂
¡¡Chin chin!!
Sólo me queda decir que ha sido un día y una experiencia totalmente gratificante, en la que además disfruté a tope. Así que lo que me llevo y aprendí, es que a esta vida hemos venido a pasarlo bien, y que sólo de nosotros mismos depende conseguirlo.
Muchas gracias a tod@s.