[StylER of Life] Cuantas veces
hacemos miles de kilómetros para conocer sitios, y tenemos al lado
de casa rincones espectaculares.
Por proximidad geográfica, Cantabria
la tengo muy visitada, y he de decir que no tiene desperdicio. Vamos
a dar un paseo por Potes, un pueblo de montaña de capricho.
Potes es la
capital de la comarca de Liébana, y nada más entrar, su entorno y
sus paisajes no dejan indiferente a nadie.
Esta custodiada
por los grandiosos Picos de Europa. Si te gusta la montaña y la
aventura, es el sitio perfecto para hacer senderismo, escalada,
travesÃas con raquetas….
Aunque esta
temporada la nieve no se está aliando con los que skiamos, las
cumbres de los picos nos recibieron nevadas, con lo que el fondo es
aún más bonito si cabe.
En el centro del
pueblo se encuentra la Torre del Infantado. Se sitúa al lado del rÃo
y del casco urbano, asà que es imposible no verla.
Es el edificio
más emblemático del pueblo, y sorprende encontrarse un torre
medieval de semejante tamaño en un pueblo del norte, que no suelen
estar fortificados.
Puedes parar a
tomar algo en las terrazas de la plaza. Porque aún siendo un pueblo
relativamente pequeño, que ronda los 1.400 habitantes, tiene mucha
vida. La foto que os muestro es de febrero, y podéis apreciar el
ambiente de terraceo.
Pasamos a la zona
de las tiendas. Se encuentran en unos soportales, todas seguidas, a
cual más llena de cosas: souvenirs, productos tÃpicos, detalles
artesanales, alimentación, ropa…
Si hay algo por
lo que Potes es famoso es por su orujo: de miel, de hierbas, crema
de orujo, mojito de orujo. ¡Para todos los gustos!
Cada año el
segundo fin de semana de noviembre, tiene lugar la Fiesta del Orujo.
Durante ella se va degustando el licor por las calles del pueblo, y
no falta la música y los mercados tradicionales. Si estáis
interesados en disfrutarla, no dejéis la reserva del alojamiento
para última hora. Por experiencia propia os digo, que no lo vais a
encontrar. ¡Está todo reservado desde muchos meses antes!
Seguimos la ruta
hacia el casco viejo. Callejuelas empedradas, que te llevan de aquÃ
para allá, donde van apareciendo rincones maravillosos, con un
encanto muy particular.
Casonas antiguas
de piedra oscura, que en el entorno natural en el que se encuentran,
nos hace regresar a la época medieval.
Perdiéndonos por
sus calles llegamos a la zona de sus famosos puentes.
Un relajante
paseo fluvial, recreando la vista en sus aguas cristalina, el oÃdo
con el rumor del rÃo, y el olfato con ese aire tan puro, es un
verdadero placer para los sentidos.
Como no podÃa
faltar el sentido del gusto, no nos Ãbamos a marchar sin probar el
cocido lebaniego!
¡¡¡Donde fueres
haz lo que vieres!!!