Sabemos que no nos podemos resistir a tomar el sol en verano, y coger ese moreno envidiable que nos hace sentir tan bien. Pero debajo de él se pueden esconder daños que pueden llegar a ser importantes, y en algunos casos, irreparables.De entre todos los estragos que el sol y el buen tiempo producen en nuestra piel, tres son los más característicos y, afortunadamente, los más fáciles de reparar: Sequedad: La piel se seca, aparece tirantez e incluso desmación cuando el sol u otros factores, como puede ser el cloro de las piscinas, alteran la epidiermis. Una de las funciones de la piel es actuar como barrera para evitar que penetren sustancias del exterior en nuestro cuerpo y para retener el agua. Pero la exposición prolongada al sol, puede hacer que aparezcan “grietas” a través de las cuales se puede escapar la hidratación. Por eso es fundamental utilizar una crema hidratante, que están diseñadas para reforzar la barrera de la piel, a diario con factor de protección (SPF 15), aunque no vayamos a ir a la playa.ER Hid. Piel JovenManchas: Aparecen cuando las células que producen la melanina, debido a la exposición continua al sol se multiplican. En estos casos es necesario utilizar encima de tu crema hidratante habitual un factor de protección elevado (SPF 30). Pero además de esto necesitan un tratamiento despigmentante que inhiba la formación de la melanina, para aplicar específicamente en la zona de la mancha. Recordar que hay que ser muy constante con este tipo de tratamientos. ER DespigmentanteLíneas finas de expresión: Son las que aparecen por el movimiento repetido de los músculos faciales, pero la exposición al sol hace que se incrementen. El mismo remedio que para los casos anteriores, protección solar para combatir los rayos UV. Según han confirmado los expertos, solo con usar protección solar, incluso la piel más dañada o aquella que aparenta 10 años más de los que tiene puede dar macha atrás en el relor biológico y reflejar su verdadera edad…. o menos. También hay que utilizar productos específicos para esas zonas que permitan reestructurar ese colágeno “roto” por el sol.